A: Sudán, bastión del integrismo islamista del África negra.
B: Palestina, por los moqueros estilo intifada que lucen algunos de los manifestantes.
C: Bagdad, donde los ánimos están que arden, ya que Sadam ya no gobierna el país y sus ciudadanos han sido privados de su principal entretenimiento: la cacería de kurdos del carnicero mesopotámico.
D: Eurabia, digo Europa.
Si habéis elegido la D, enhorabuena, ya que se trata de una manifestación celebrada ni más ni menos que en Londres, en el corazón de Europa, junto a la mezquita del Parque Regent. Los letreros que portan los iracundos mahometanos rezan amenazas del siguiente jaez: “Liberalismo, vete al infierno”, “Descuartizad a los que se burlan del Islam”, “Decapitad a los que insultan al Islam”, “Matad a los que insultan al Islam”, “Europa, recuerda el 11 de Septiembre!” y mis preferidos: “Europa, vendrás arrastrándote cuando los muyahidines lleguen rugiendo” y “Europa, tú pagarás, el 11 de septiembre está en camino”, que en pitinglis queda muy mono porque además rima.
Que se sepa, no hubo detenciones por amenzas o incitación al odio religioso y racial. De hecho algunos de los manifestantes se muestran a cara descubierta, bien por chulería, por estupidez o más probablemente porque son conscientes de la impunidad de la que gozan en su odiado Occidente, en la tolerante Europa, aquella que acoge a decenas de millones de musulmanes, permite la erección (con perdón) de miles de mezquitas a lo largo y ancho del continente y subvenciona generosamente las actividades de las comunidades islámicas europeas. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Valencia cedió al Centro Cultural Islámico local el enorme solar sobre el cual se alza la mezquita mayor de la ciudad, construida gracias a los fondos provenientes de Arabia Saudí, país donde es delito cualquier tipo de proselitismo distinto del musulmán, así como levantar iglesias, sinagogas, templos budistas, etc. y donde la apostasía está castigada con la pena de muerte.
Pero una vez construida la mezquita, claro está, hacían falta fondos para su mantenimiento, ya que los adoradores de Alá parecen ser tan devotos como mezquinos a la hora de contribuir con su óbolo como buenos fieles. Pero nada, para eso está el Ayuntamiento de la capital del Turia, que mientras niega el pan y la sal a centenares de asociaciones valencianas se muestra en cambio espléndido con los muslimes que por aquí pacen. Ni siquiera la reciente detención del ex presidente del citado Centro, acusado de pertenecer a un grupo terrorista argelino, ha motivado la suspensión de las pingües ayudas que los futuros dueños de Eurabia reciben del erario municipal.
Pues nada, agenciémonos un Corán, una kufiya y un manual para la fabricación de explosivos caseros, que hay que adaptarse a los nuevos tiempos que corren. ¡Alah-u-Akbar!
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