¡Si Darwin levantara la cabeza!

Candidato nº1 : el ecuatoriano Cristian Andrés, que perdió dos patas cuando, borracho como una cuba, se dirigía a las vías de la estación ferroviaria de Leganés Central en busca de proyectiles líticos que arrojar a un grupo de jóvenes con los que se había enzarzado en una discusión en una discoteca latina y fue arrollado por un convoy de cercanías. Aunque no hay mal que por bien no venga, porque el imprudente, pendenciero y alcohólico latino estudiaba para electricista... (reíros vosotros de los estragos que causan los copperbusters rumanos y búlgaros). A partir de ahora seguramente vivirá de una pensión por minusvalía a cargo de los contribuyentes españoles. Pero creo que salimos ganando, la verdad.

Candidato nº 2: el quinceañero marroquí que murió al caerle encima una portería en el campo de fútbol de El Viso, en la localidad almeriense de la Mojonera, tras confundir aquélla con una barra fija de gimnasia artística y dedicarse a dar volteretas agarrado al travesaño, que cedió al peso del incauto magrebí.

Candidato nº 3: todos sabemos lo peligrosas que resultan las distracciones al volante: que si el niño se pone a llorar, que si suena el móvil, que si la parienta quiere que cambies el CD... Pero ponerse a jugar a la ruleta rusa mientras uno conduce es rizar el rizo, desde luego, y un ciudadano rumano se dejó los sesos tras tentar a la suerte. Pues después de haber practicado tan arriesgado juego la noche anterior quiso probar fortuna de nuevo, con tan mala pata que la única bala que se encontraba alojada en la recámara del revólver le atravesó la sien.

Candidato nº 4: el adolescente británico que se partió la crisma intentando acceder a su apartamento de Ibiza a través de un balcón en vez de por la puerta, como hacemos el común de los mortales. Aunque para mortal el salto de altura desde 9 metros que lo ha dejado con traumatismo craneoencefálico, la espalda rota, un pulmón perforado y en estado de coma.

Candidata nº 5: la joven treintañera que sufrió quemaduras en un 20% de su cuerpo tras encaramarse a una torre de alta tensión en Benicàssim (Castellón) cual koala australiano, aun siendo originaria de Inglaterra, quizá en busca del rápido bronceado que no conseguía con el sol mediterráneo.

Candidata nº 6: la veinteañera colombiana detenida por utilizar el selular que su novio ghanés había mangado en una vivienda de la localidad valenciana de Godella. Al averiguar que la joven latina estaba haciendo uso de dicho teléfono fue arrestada y acusada de receptación, así como su pareja africana, que contaba con antecedentes policiales.

Candidato nº 7: el preso kazajo condenado por violencia doméstica en España y encarcelado en la prisión de Valdemoro (cerca de Pito, digo Pinto), que se seccionó la mayor parte del miembro viril para evitar ser extraditado a su país, donde debía ser juzgado por otras causas que tenía pendientes allí. A partir de ahora, y como diría un castizo, podrá mear, pero no follar. Para que luego digáis que lo de Borat es mera hipérbole.

Candidato nº 7: el colombiano de 18 años que atropelló a una joven en Castellón hasta en tres ocasiones. Las dos últimas en un desesperado intento por darse a la fuga. La pericia del conductor originario del país caribeño provocó que se llevase por delante dos veces más a la chica durante sus maniobras evasivas, con lo que los testigos presentes dispusieron del tiempo necesario hasta para tomar nota de su partida de nacimiento. Fue detenido, claro, tan solo un día después.

Candidato nº 8: el ladrón argelino que se precipitó al vacío desde una altura de 18 metros después de robar en una vivienda de Torreviejalicante. El impacto fue tan brutal que aquél fue el último golpe del granuja reincidente magrebí.

Candidato nº 9: el incauto conductor senegalés que siguiendo las indicaciones de su GPS cayó con su vehículo al pantano de la Serena, en la provincia de Badajoz. Dado el ardid de dicho GPS, las siglas del artilugio debieran ser más bien KKK.

Candidato nº 10: el rufián marroquí que murió, no abrasado en el infierno como hubiera merecido, pero al menos sí carbonizado al interntar birlar el cableado de cobre de un transformador eléctrico en una fábrica del polígono industrial de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona).

Y cómo no, el menor marroquí que murió en la localidad gerundense de Salt tras precipitarse al vacío desde un quinto piso huyendo de la policía, después de haber intendado darles esquinazo en vano en una motocicleta robada.