Que una ecuatoriana robe en los pisos donde se aloja o que siendo inquilina se haga pasar por la dueña del inmueble para luego quedarse con el alquiler no creo que a estas alturas extrañe ya a nadie, pero que una tipa de esa calaña disfrute de la nacionalidad española es algo que clama al cielo. Claro que la legislación española se lo pone a los inmigratas como se las ponían a Fernando VII, porque un latinajo debe haber residido tan solo dos años en España para que se le permita jurar la Constitución. El resto de nacionalidades lo tiene una miaja más complicado y han de esperar unos diez años para recibir la tan solicitada como devaluada nacionalidad española. Pero es que además existen otros atajos para hacerse con los ansiados papeles: ser exiliado, hijo o nieto de español (muy pocos a juzgar por los caretos de yanomami que se gastan los naturales de nuestras ex colonias ultramarinas), haber sido defecado en suelo ibérico o por contraer matrimonio con un ciudadano autóctono; o más habitualmente extranjeros nacionalizados y gitanas ávidas de parné.
Lejos quedan aquellos tiempos en que inmigrantes afincados aquí habían de esperar hasta 27 años para conseguir el DNI con la rojigualda, como le ocurrió al recientemente fallecido Luis Aguilé, un argentino casposo más popular por sus llamativas corbatas que por su talento artístico y que cantaba aquello de es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar, cuando le salía la vena latina, tan aficionada al laburo.
Lejos quedan aquellos tiempos en que inmigrantes afincados aquí habían de esperar hasta 27 años para conseguir el DNI con la rojigualda, como le ocurrió al recientemente fallecido Luis Aguilé, un argentino casposo más popular por sus llamativas corbatas que por su talento artístico y que cantaba aquello de es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar, cuando le salía la vena latina, tan aficionada al laburo.
Lo mejor de todo es que los políticos que estan fomentando el documento nacional de identidad para todos, con la complicidad nada despreciable de la Iglesia católica -implicada hasta las cachas en la última operación en la que se desarticuló una red que oficiaba matrimonios de conveniencia-, pronto probarán su propia medicina, porque en las próximas elecciones municipales el voto inmigrante, tanto comunitario como extracomunitario, nacionalizado o no, será decisivo en muchos ayuntamientos, donde probablemente irán siendo suplantados en concejalías y alcaldías por candidatos de Movimiento por el Cambio, el PIR (Partido Independiente Rumano) o el PRUNE. Y dentro de no pocos años hasta de sus escaños, que calentarán traseros afuereños.
En la foto, el alcalde PoPulista de Castellón de Transilvania, Alberto Fabrescu, intentando con sus camelos atraer el voto de prostitutas, robacobres, murcigleros, descuideros y bonzos.
2 comentarios:
Si realquila, seguro que se la cuela a los de su especie. No problemo. Si pilla hispanos, estos deberian saber que el acento sudakón y/o la cara de esquimal acalorado/a es una severa advertencia, como los colores brillantes de los bichos venenosos.
Tio Emo.
Hola ,que tal tanto tiempo que paso con el Genio de Rutger Von Blum o como yo llamaba tan cariñosamenta Rogelio de la Flor,algo que tanto le molestaba.Mas bien diria Rogelio flor de puto.
Publicar un comentario