Uno de las medidas que tomó el gobierno Zetapé tras ganar las últimas elecciones generales del 9 de Marzo fue la creación sólo un mes después, por Real Decreto, de un nueva cartera ministerial (una más) para hacer frente a los nuevos retos que plantea la inmigración. Independientemente de la necesidad o no de contar con un nuevo ministerio y los gastos que ello acarrea, lo indiscutible es el acierto de los asesores del presidente a la hora de bautizarlo: Ministerio de Trabajo e Inmigración, que son dos palabras que al menos en este país se dan de bofetadas, ya que sólo 2 de los más de 9 millones de inmigrantes que nos han elegido como anfitriones curra como la mayoría de los autóctonos, es decir, cotizando religiosamente a la Seguridad Social. El resto debe trabajar en la economía sumergida o pertenecer a las llamadas clases pasivas (en el sentido literal del término). A mí desde luego se me antoja de una sutilidad digna de elogio y por ello felicito al anónimo autor de tan ingeniosa artimaña propagandística.
Pero como los hay más papistas que el papa, algunos ya han empezado a emplear el término trabajador como sinónimo de inmigrante. Ved si no:
Pero como los hay más papistas que el papa, algunos ya han empezado a emplear el término trabajador como sinónimo de inmigrante. Ved si no:
La misma noticia recogida por otro medio, donde se explica que los tres bolivianos fallecidos estaban desempleados
Definición de trabajador según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
1 comentario:
Apuesto a que el Ministerio de la Igualdad (suena a 1984 totalmente, por cierto) no dirá ni una sola palabra mala sobre la apología de la violación que ha hecho la fusiladora oficial del régimen.
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