Hace unas semanas La Primera de TVE estrenaba las noches de los martes un nuevo programa llamado Hijos de Babel, del que además se emite un resumen diario a través de La 2, canal antaño reservado a programas más o menos culturales y/o elitistas, o al menos exento de la zafiedad que inunda la programación de la hermana mayor así como también de la mayoría de cadenas televisivas privadas. Lo sangrante del caso es que el flamante bodrio de la factoría Endemol que nos vemos obligados a costear los españoles consiste en una especie de Operación Triunfo en que los aspirantes a Chenoas, Bartuales o Rosas se llaman Karim, Yusmanis o Jimmy Wardana. Para concursar en dicho cásting televisado ni siquiera se requiere, por lo visto, una miaja de talento musical; tan sólo ser inmigrante y contar delante de las cámaras una historia personal, a poder ser lacrimógena y conmovedora, sin importar que ésta sea cierta o una trola del tamaño de la jeta de los directivos de TVNE (Televisión Nuevaespañola).
El motivo que se aduce para vetar a los cada vez más marginados celtíberos es que los inmigrantes que llegan a este país carecen de las oportunidades de que sí gozan los de aquí para participar en concursos televisivos en los que demostrar su supuesto arte, sabiduría o desfachatez aunque luego resulte que no haya una sola edición de Supervivientes o Gran Hermano en la que no nos endilguen a un moro, un negro o un cubano. Sin ir más lejos, estos días cualquiera puede constatar la abrumadora presencia de extranjeros en el recientemente estrenado programa de Cuatro Tienes un Talento, que es menos pretencioso que el de la televisión pública y bastante más divertido, amén de que nos sale gratis.
No obstante, lo más chocante y jorobante del caso es que los gorgoritos de los ultramarinos no han tenido la acogida esperada y en su inicio (que siempre suele atraer a no pocos curiosos y morbosos) la cuota de pantalla del engendro se ha situado en un mísero 2,5%, es decir, que ni siquiera se han molestado en sintonizarlo los compañeros de obra de Costel el rumano, la tribu togolesa del ginecólogo-chamán Aarón o las amigas de parranda de la colombiana Luz Elena (de profesión, sus cosas).
El motivo que se aduce para vetar a los cada vez más marginados celtíberos es que los inmigrantes que llegan a este país carecen de las oportunidades de que sí gozan los de aquí para participar en concursos televisivos en los que demostrar su supuesto arte, sabiduría o desfachatez aunque luego resulte que no haya una sola edición de Supervivientes o Gran Hermano en la que no nos endilguen a un moro, un negro o un cubano. Sin ir más lejos, estos días cualquiera puede constatar la abrumadora presencia de extranjeros en el recientemente estrenado programa de Cuatro Tienes un Talento, que es menos pretencioso que el de la televisión pública y bastante más divertido, amén de que nos sale gratis.
No obstante, lo más chocante y jorobante del caso es que los gorgoritos de los ultramarinos no han tenido la acogida esperada y en su inicio (que siempre suele atraer a no pocos curiosos y morbosos) la cuota de pantalla del engendro se ha situado en un mísero 2,5%, es decir, que ni siquiera se han molestado en sintonizarlo los compañeros de obra de Costel el rumano, la tribu togolesa del ginecólogo-chamán Aarón o las amigas de parranda de la colombiana Luz Elena (de profesión, sus cosas).
Hijos de Babel, nuevo programa de TVE que no ve ni la tía del director
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