Se coge antes a un mentiroso que a un cojo

Ahora que el Gran Hermano nos sale de nuevo con el bulo del PIB español y de la presunta responsabilidad de los inmigrantes en su crecimiento, es el momento de contraatacar utilizando sus mismas armas, aunque las nuestras estén cargadas de razón y objetividad y no de demagogia y tergiversación.

El Producto Interior Bruto (PIB) se define como el conjunto de bienes y servicios que produce un país, se suele medir trimestralmente y se distingue del Producto Nacional Bruto (PNB) en que no se tiene en cuenta la nacionalidad de los trabajadores y consumidores. Los políticos utilizan interesadamente este macroindicador económico para hacernos creer que está íntimamente relacionado con el nivel de bienestar de un país, cuando hasta el mismo economista que lo creó critica que éste se use como sinónimo de bienestar social, prefiriéndose para ello otro tipo de indicador: el llamado Índice de Bienestar Económico Sostenible, o IBES, en el que se tienen en cuentra otros muchos factores no estrictamente económincos.

De hecho, si consultamos un listado de países ordenado según su PIB nos daremos cuenta de que España, que ocupa el 8º lugar, está sólo dos puestos por encima de Brasil y cuatro de la India, ambos pertencientes a los llamados países en vías de desarrollo, mientras que naciones con una renta per cápita superior y un estado del bienestar más consolidado que el nuestro, como Suiza, Noruega y Dinamarca, ocupan los puestos 20, 24 y 26, respectivamente.

Otra cosa que a menudo silencian los amos del cotarro y sus voceros es que actualmente existen en nuestro país algo más de 2 millones de personas desempleadas, y según datos de la última Encuesta de Población Activa hecha pública por el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de paro entre los españoles se situa en el 7,74%, y la de los extranjeros tres puntos por encima, es decir, en un 10,85%. O, lo que es lo mismo, hay un mayor porcentaje de extranjeros que de españoles que carece de empleo. Y eso que estamos en periodo estival -época, por tanto, de contrataciones temporales a mansalva-, y que, según no se cansan de repetirnos, los españoles estamos hechos unos señoritingos que no aceptamos ciertos trabajos que acaban desempeñando los sufridos inmigratas. Así las cosas, no de extrañar que el mismísimo secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, le haya puesto las peras a cuarto al gobierno del 14M y le haya recordado que En España sobra mano de obra barata y no hace falta seguir importándola.

En resumen que, sobran trabajadores extranjeros; según Fidalgo, descualificados y explotados. Además, los sindicatos reconocen que a causa de la inmigración han descendido los salarios y ha aumentado la precariedad laboral y que lejos de beneficiar al trabajador, de la disponibilidad de mano de obra abundante y barata sólo se ha beneficiado el empresario.
























Instrucciones en árabe para rellenar una vida laboral, recogidas en unas oficinas de la Tesorería de la Seguridad Social por nuestro amable lector Bunder.