El verano, aparte de esa hermosa época del año en que arden en llamas hasta los iglús, cucarachas del tamaño de mapaches toman posesión de nuestras casas con nocturnidad y alevosía y has de pasarte el día combatiendo el bochorno con horchatas y abanicos o intentando desprenderte de las miríadas de granitos de arena alojadas en recónditas partes de tu cuerpo que ni siquiera sabías que existían, es también -al menos en mi caso- el momento de hacer limpieza general. Y en esa tarea me hallaba inmerso cuando desempolvando unos antiguos vinilos tropiezo con un LP de José Luis Perales de 1993 titulado Gente Maravillosa, que algún amigo o pariente me endosaría y que incluye la canción Marruecos, cuya música y letra se deben al cantautor conquense, no sin razón tan admirado por el desaparecido humorista catalán El Perich. Y me sorprendió al escucharla no tanto la visión lacrimógena y sensiblera que de la inmigración ilegal norteafricana que sufre España tenía y supongo que seguirá teniendo el señor Perales, sino el que el inmigrante ilegal de su canción llegase a nuestras costas remando en solitario a bordo de una patera.
Y me dije ¡cómo pasa el tiempo! Porque en menos de 15 años las humildes pateras de antaño se han convertido en modernos cayucos pertrechados con toda suerte de artilugios tecnológicos como GPS y teléfonos móviles, donde se llegan a hacinar hasta más de un centenar de afri-caca-anos a los que, por supuesto, nadie devuelve a su país por entrar en el nuestro sin llamar, como en la meliflua melodía del cantante alcarreño cuya letra íntegra podéis leer a continuación y que dedico a los negrazos que desembarcaron ayer en nuestras costas esgrimiendo una sonrisa de oreja a oreja y dando gracias a Alá por haber llegado sanos y salvos a buen puerto (español, claro); eso sí, remolcados por patrulleras y donde decenas de miembros de la Cruz Roja los reciben con los brazos abiertos -ellas quizá les abran algo más que los brazos al caer la noche- mientras un devastador incendio consume la isla de Gran Canaria, donde los ciudadanos que huyen de las llamas vagan sollozando desconsolados, pues los solidarios oenegeros están demasiado ocupados sobando negros y moros como para ayudar en las tareas de extinción u ocuparse de los vecinos damnificados. A fin de cuentas, unos españoles de mierda.

Marruecos: letra y música de José Luis Perales
Y me dije ¡cómo pasa el tiempo! Porque en menos de 15 años las humildes pateras de antaño se han convertido en modernos cayucos pertrechados con toda suerte de artilugios tecnológicos como GPS y teléfonos móviles, donde se llegan a hacinar hasta más de un centenar de afri-caca-anos a los que, por supuesto, nadie devuelve a su país por entrar en el nuestro sin llamar, como en la meliflua melodía del cantante alcarreño cuya letra íntegra podéis leer a continuación y que dedico a los negrazos que desembarcaron ayer en nuestras costas esgrimiendo una sonrisa de oreja a oreja y dando gracias a Alá por haber llegado sanos y salvos a buen puerto (español, claro); eso sí, remolcados por patrulleras y donde decenas de miembros de la Cruz Roja los reciben con los brazos abiertos -ellas quizá les abran algo más que los brazos al caer la noche- mientras un devastador incendio consume la isla de Gran Canaria, donde los ciudadanos que huyen de las llamas vagan sollozando desconsolados, pues los solidarios oenegeros están demasiado ocupados sobando negros y moros como para ayudar en las tareas de extinción u ocuparse de los vecinos damnificados. A fin de cuentas, unos españoles de mierda.
Marruecos: letra y música de José Luis Perales
7 comentarios:
Ver para creer.
Un racista, xenófobo, aspirante a "master" de kkk, admirador de la ideología del "white power" pero... ¡andalúz!
En verdad, refiréndome estrictamente a sus opiniones y no a su persona (que imagino debe ser algo más compleja), se requiere ser un analfabeto histórico para combinar el ser español con esa ideología.
He leído el último escrito y aquel con el que inauguró su existencia blogosférica. No tengo, por el momento, tiempo para leer más pero le aseguro que lo haré, sobre todo, con fines psico-antropológicos.
Me gustaría ir dejando comentarios a lo que lea pero para hacerlo requeriría saber si su rechazo radical a "lo extranjero" incluye a la escritura de un mexicano prieto ("pardo" creo que es el adjetivo que usted prefiere)y al intercambio de opiniones con él.
Volveré para seguir leyéndolo y quizá, dependiendo de su respuesta, para hacer comentarios a sus escritos.
Le saludo anglosajonamente (o sea, con las reservas del caso)
No he logrado descifrar el sentido de la canción, aunque el penúlitmo párrafo dice bien claro lo que debería ser pero que, obviamente, no es. Es decir, en España no debería haber sitio para el que entra sin llamar pero en la práctica hay sitio para todo kiski, venga de donde venga y entre como entre.
Al selor donberto decirle que no creo que en este blog se profese el "white power" ni que el rechazo al extranjero del señor Master K sea radical. El rechazo al extranjero que aquí se predica es un rechazo al extranjero que entra en nuestro país de forma ilegal, sin cumplir los requisitos previstos en la ley y que encima viene con la deliberada intención de joder y de no adaptarse a nuestra sociedad. Este blog sirve para denundiar la inmigración salvaje y descontrolada que estamos sufriendo.
Por otro lado, teniendo en cuenta los pocos datos de que dispongo, yo diría que Master K no es andaluz, como dice usted, sino valenciano, pero eso es algo que debe corroborar él mismo.
De todas formas no veo incompatibilidad alguna entre ser andaluz y estar en contra de la inmigración masiva y criminal en España. ¿A qué viene ese absurdo comentario entonces?
Otra pregunta más: ¿A qué se refiere cuando dice que hay que ser analfabeto histórico para combinar el ser español con esa ideología? ¿No estará usted haciendo referencia a la invasión islámica sufrida por España durante 800 años? Quien debería informarse es usted porque aquí moros quedaron bien pocos y los pocos que quedaron crearon comunidades aisladas que en nada influyeron en la demografía autóctonona. Me da la sensación de que usted sí es un analfabeto, pero no "histótico", sino "histérico".
JACK EL DESTRIPAPANCHITOS.
pd: disculpen algunos fallos en las letras de algunas palabras pero es que estoy escribiendo prácticamente a oscuras.
Saludos.
JACK EL DETRIPAPANCHITOS.
VIVA DONBETO!
Se agradece el esfuerzo, Jack. ¿Escribes desde Barcelona? :)
La canción viene a decir que un marroquí se embarca en un cayuco camino de España y cuando arriba a nuestras costas se le dice que, al ser inmigrante ilegal, será repatriado. Todo eso dicho de forma poética y melodramática para recordarnos lo insolidarios y crueles que somos con los inmigrantes en general y los ilegales en particular. No en vano Perales es un oenegero de pro (colaborador de Aldeas Infantiles SOS).
A Donbeto decirle que no soy andaluz, sino valenciano. Al Andalus era el nombre con que los invasores musulmanes bautizaron a los dos tercios de la península Ibérica que estuvieron bajo su hégira, mientras que Xarc Al-Andalus era como los mismos invasores denominaban al Levante español.
Por supuesto, todas las opiniones son bienvenidas, ya sean a favor o en contra. Hasta permito los insultos y ofensas siempre que no caigan en lo escatológico y el mal gusto, como las que hemos venido sufriendo últimamente.
En todo caso, es muy difícil que un mexicano comprenda lo que está sucediendo en España, como lo es juzgar la línea ideológica de una bitácora que ahora mismo cumple dos años en el ciberespacio habiendo leído sólo un par de las docenas y docenas de entradas que hemos escrito durante todo este tiempo.
Y que vivan Donbeto y los inmigrantes (pero en su país).
QUE SE SEPA:
La Marcha de la Tortuga:
El Rey Hassan II de Marruecos, fallecido padre del actual soberano alauita, planeó en 1990 invadir la península ibérica con 30.000 inmigrantes procedentes de los suburbios de Casablanca, Tánger, Kenitra, Taza y Ouxda. Esta operación, conocida secretamente como "marcha de la tortuga", fue el segundo de los intentos de la Monarquía marroquí de sacar provecho de la disposición de las autoridades políticas españolas al cambio cultural y étnico de España. Uno de los objetivos de la misión "Marcha de la Tortuga" consistió en la integración de esos primeros 30.000 inmigrantes magrebíes en el paisanaje de algunas comarcas españolas, fundamentalmente de Andalucía, Cataluña y Madrid.
Posteriormente, y al albur de la disposición española a facilitar la integración legal y laboral de los nuevos invasores, el soberano alauita previó un aumento escalonado de los asentamientos a través del tránsito por el Estrech o de cientos de pateras controladas, autorizadas y dirigidas por el lobby mafioso de Abdelrraman Souki, muy vinculado al actual soberano de Rabat. La operación "Marcha de la tortuga" cumpliría así el primero de sus objetivos.
Algunos años atrás, en 1977, ante la llegada de los primeros 3.000 inmigrantes marroquíes, el Partido Nacionalista Español de Melilla puso la voz de alarma ante la paulatina, creciente y descontrolada marroquización de aquella ciudad, habitada entonces por 75.000 españoles de origen. Las premonitorias advertencias de los españolistas melillenses solo merecieron agrios comentarios en la prensa española, que les acusaban de sembrar la alarma con ditirambos xenófobos llamados a romper la convivencia entre dos países hermanos y amigos (sic).
Hoy la realidad se impone y habla por sí sola. De los 3.000 marroquíes censados en Melilla en 1.977 (apenas un centenar de ellos poseía la nacionalidad española), se ha pasado a 47.000 al cerrar el ejercicio del 2.003, de los que 40.000 han sido ya privilegiados con la ciudadanía española. Ello sin computar el porcentaje de residentes ilegales a la espera de regularizar su situación y que las estadísticas más fiables sitúan en otros 20.000. Menester es decir también que de los 75.000 españoles de origen que vivían y trabajaban en Melilla en 1.977, hoy apenas resta algo menos de la mitad. El futuro tampoco se presenta más halagüeño. Con el índice de natalidad más alto de la Unión Europea, de cada diez nacimienros que tienen lugar en los paritorios de la Ciudad Autónoma, nueve son de padres musulmanes.
Tampoco hay que ignorar otro dato igual de alarmante. Diariamente traspasan el paso fronterizo melillense de Beni Enzar más de un centenar de embarazadas marroquíes dispuestas a parir en territorio español, gracias a la laxitud de la legislación española que, a diferencia de la gibraltareña, naturaliza de facto a los recién alumbrados.
Como consecuencia de todo ello, un elevadísimo porcentaje de la población española de Melilla se ha visto impelida a buscar acomodo en territorio peninsular, dada la imposible convivencia con esos nuevos y peculiares españoles de pleno derecho. A la sangría estadística que tiene por víctimas a nuestros compatriotas melillenses, hay que sumar también la merma moral que sufre la ciudad, dimanante de la prevalencia de unas normas sociales y económicas basadas en la exclusión de los infieles y en la cultura del narcotráfico, en feliz consorcio con las autoridades marroquíes que controlan los cultivos de cannabis en todo el valle rifeño de Ketama.
Por si fuera poco, Melilla cuenta con un partido islámico integrista representado en su Asamblea Autonómica, Coalición por Melilla. Su presidente, Mimon Abercham, un médico adoctrinado profesional e ideológicamente en el Kabul de los talibanes, propuso el pasado mes de noviembre la necesidad de que, en la piscina municipal, las maromas se solacen en completa intimidad y sin las indiscretas mirada s de miradas varoniles. Más o menos como en el Afganistán del mulá Omar. Solo que allí, dado el proverbial combate que musulmanes e higiene mantienen desde siglos, no habían piscinas. Un alarmante anticipo de lo que aún habremos de ver el día que los integristas controlen las instituciones políticas melillenses, con los impuestos eso sí de todos los españoles.
Así y gracias al imparable aumento de electores musulmanes, se teme que Coalición por Melilla resulte la fuerza política ganadora resultante de los próximos comicios locales del 2.007. Solo la unión institucional de PP, UPM y PSOE, éste último con no pocas reservas y no menos gestos de felonía, ha impedido hasta ahora que Melilla sea la primera ciudad de España y de la Unión Europea en tener un alcalde-presidente de obediencia islámica en su versión fundamental. Estos datos los extraje en una reciente visita a Melilla para conocer in situ una situación que, si Dios no lo remedia, está llamada a reproducirse en amplias zonas del territorio peninsular español. Según cifras oficiales, el número de inmigrantes en nuestro país alcanza ya la friolera de dos millones y medio, de los que un millón y medio proceden del universo mahometano.
La "Marcha de la tortuga" ha dado ya sus primeros y prometedores frutos. Y la cosecha promete ser aún más fértil y generosa en los próximos años. El Instituto de Población prevé que dieciocho millones de inmigrantes musulmanes formen parte del paisanaje español en el 2.030. Es decir, que nuestros hijos vivirán en una España en la que cuatro de cada diez habitantes reconocerán en sujetos tan abyectos como el imán de Fuengirola a su máxima autoridad moral y política. Ya se sabe que en el Islam prevalece siempre el punto de vista de la autoridad religiosa sobre el del poder civil.
Más datos para la reflexión. Según el INE, en 1975 el número de hijos por mujer española era de 2,8 y ahora apenas llega a 1,3, por debajo de la tasa del 2,1 considerada mínima para mantener el reemplazo generacional. Ni qué decir tiene que las autoridades políticas españolas, algo con lo que previsoramente jugaban los arquitectos de la operación "marcha verde", han cargado sobre las espaldas de los hijos de Alá el necesario reemplazo generacional, sabida es la prodigalidad de esa gente a la hora de despachar niños al mundo.
Y ésto es lo que hay. O seguimos permitiendo que el debate político transite sobre las actuales trivialidades autonómicas, o sobre la llamada burbuja inmobiliaria, o no tendremos más remedio que ser nosotros, en tanto depositarios de lo que hubieran defendido desde Don Pelayo a Juan de Austria, los encargados de focalizar el asunto de la inmigración musulmana como el más grave y acuciante desafío al que se enfrenta la entera nación. Todo menos permitir que la operación "marcha verde" termine de dar todos sus réditos poblacionales. Hay quien sabe captar el sentido de la historia; otros, casi siempre los que más poder tienen, casi nunca.
Publicar un comentario