1.100 soldados españoles van a ser enviados al sur del Líbano en misión de paz. Es decir, para que no se recrudezca el conflicto que en las últimas semanas ha enfrentado a Israel con la milicia chií Hizbulá. El président Jacques Chirac ya ha dicho que 15.000 soldados en un espacio tan reducido como el de la antigua Fenicia son demasiados, pero no queremos ser menos que Alemania. A esos 1.200 efectivos que abandonarán España hay que sumar los casi 2.200 que ya hay repartidos por distintos lugares del mundo en conflicto o donde existe inestabilidad, lo que supone alrededor de 3.400 militares españoles cumpliendo misiones en zonas donde no se nos ha perdido nada: el Congo, Afganistán, Bosnia, Kosovo... A todo esto, sin que el Congreso haya dado el visto bueno, como prometió Bamby. Algunos de esos países son musulmanes, así que en buena lógica ¿no deberían enviar tropas de pacificación sus hermanos de fe y cumplir con su compromiso moral de ayudar a sus correligionarios? Se les llenan los carrillos con aquello de la civilización islámica, sus hermanos de religión y todas esas pamplinas y a la hora de arremangarse y ponerse a la faena miran hacia otro lado y se escaquean. ¿Y quién mejor que un sarraceno para velar por la seguridad de otro sarraceno? Esto viene a cuento de que mientras miles de soldados españoles cumplen misiones allende nuestras fronteras, éstas siguen desprotegidas, sin apenas efectivos que las vigilen y velen por su integridad. Lo del Frontex se ha demostrado un fiasco, como seguramente lo será también la cumbre sobre inmigración que se prevé celebrar próximamente en Finlandia.
Una última reflexión: ¿tropas de pacificación en Iraq no y en Líbano sí? Je ne compre pas.
Yo no creo que esto tenga solución a corto o medio plazo por varios motivos:
Primero, porque las mafias que trafican con inmigrantes van a seguir convenciendo a los africanos de que Canarias es la puerta de entrada al paraíso español. Ellos saben que la mayoría no serán repatriados, porque los países de los que parten (Mauritania y Senegal) no los reconocen como ciudadanos suyos y por tanto no aceptan deportaciones de indocumentados.
Segundo, porque hay muchos empresarios que aseguran que España necesita entre 10 y 15 millones de inmigrantes más. El gobierno les cree y las fuerzas de seguridad del Estado lo saben, por eso no actúan con más contundencia. Observad que incluso la oposición sólo apela a un reparto más equitativo de los inmigrantes para no sobrecargar a determinadas ciudades y comunidades autónomas. Ni siquiera se plantean medidas drásticas para detener este flujo de embarcaciones procedentes de las costas occidentales de África, como enviar patrulleras de la marina que impidan que penetren en aguas de nuestra jurisdicción. En Valencia acaban de inaugurar otro Centro de Acogida de Inmigrantes (CAI) que ha costado una pasta gansa, mientras la pensión media de nuestros mayores ronda los 700 euros. Y luego hay que mantener a esos ilegales, que encima no pueden trabajar porque se encuentran en situación irregular en España.
Y tercero, porque los principales partidos políticos españoles, la Iglesia, los sindicatos y ONGs sacan tajada de este fenómeno y no hay visos de que entren en razón y entiendan que todos los desheredados del planeta no pueden asentarse en España.
Por si fuera poco, está claro que ni el ministro de Trabajo, señor Caldera, ni su jefe Zapatero son capaces de controlar la situación y aún quedan dos años para la convocatoria de nuevas elecciones generales, que de ganar el partido que preside Rajoy vendría a significar más de lo mismo.
Una última reflexión: ¿tropas de pacificación en Iraq no y en Líbano sí? Je ne compre pas.
Yo no creo que esto tenga solución a corto o medio plazo por varios motivos:
Primero, porque las mafias que trafican con inmigrantes van a seguir convenciendo a los africanos de que Canarias es la puerta de entrada al paraíso español. Ellos saben que la mayoría no serán repatriados, porque los países de los que parten (Mauritania y Senegal) no los reconocen como ciudadanos suyos y por tanto no aceptan deportaciones de indocumentados.
Segundo, porque hay muchos empresarios que aseguran que España necesita entre 10 y 15 millones de inmigrantes más. El gobierno les cree y las fuerzas de seguridad del Estado lo saben, por eso no actúan con más contundencia. Observad que incluso la oposición sólo apela a un reparto más equitativo de los inmigrantes para no sobrecargar a determinadas ciudades y comunidades autónomas. Ni siquiera se plantean medidas drásticas para detener este flujo de embarcaciones procedentes de las costas occidentales de África, como enviar patrulleras de la marina que impidan que penetren en aguas de nuestra jurisdicción. En Valencia acaban de inaugurar otro Centro de Acogida de Inmigrantes (CAI) que ha costado una pasta gansa, mientras la pensión media de nuestros mayores ronda los 700 euros. Y luego hay que mantener a esos ilegales, que encima no pueden trabajar porque se encuentran en situación irregular en España.
Y tercero, porque los principales partidos políticos españoles, la Iglesia, los sindicatos y ONGs sacan tajada de este fenómeno y no hay visos de que entren en razón y entiendan que todos los desheredados del planeta no pueden asentarse en España.
Por si fuera poco, está claro que ni el ministro de Trabajo, señor Caldera, ni su jefe Zapatero son capaces de controlar la situación y aún quedan dos años para la convocatoria de nuevas elecciones generales, que de ganar el partido que preside Rajoy vendría a significar más de lo mismo.
El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, saludando a un legionario nuevoespañol
4 comentarios:
Detrás de todo esto siempre hay intereses económicos. Lo que piensen los ciudadanos no importa. Por cierto, muy buena la foto del legionario "nuevoespañol". No entiendo cómo le han podido dar un arma a un chimpancé...
¡Me encantan los chistes racistas! ¡Son tan originales y denotan tanta clase...!
Debe ser que los socialistas han empezado a poner en práctica su intención de que los grandes simios cuenten con derechos fundamentales. Sin duda.
jajajajajaj Es verdad, ya no me acordaba, los sociatas debatían en discusión bizantina si los primates debían disfrutar de derechos humanos o no. Por lo visto decidieron que sí.
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