Mientras el inefable islamófilo Jacques Chirac inauguraba en París un engendro denominado Museo de la Multiculturalidad (nada que ver con el otro museo cibernético de nuestro admirado Estepa), la Gendarmería francesa detenía al secretario general del Consejo de los imanes de Francia, Dhaou Meskine, así como a otros 20 extranjeros musulmanes más, acusados de financiar el terrorismo islámico. El tunecino es además director y fundador de un centro de estudios privado en el país vecino, exclusivo para sarracenos con pasta.
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